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Nuevas paradas de sementales vacunos.

Otra vez ha demostrado con hechos el interés que toma por el fomento de la ganadería provincial el ilustrísimo señor D. Gerónimo Pérez y Sainz de la Maza. Visto por sus propios ojos que el ganado vacuno de Soba no reune las condiciones necesarias que se requieren para las necesidades actuales, ha determinado mejorarle introduciendo en el valle en que nació, sangre suiza, con el fín de ir poco á poco formando la variedad suiza-montañesa por medio del cruzamiento constante de vaca del país y sus mestizas con el toro puro «schwitz».

Al efecto ha establecido dos paradas, una en Regules, servida por el toro «Hermoso» y otra en Hazas de Soba con el toro «Porteño» ambos recientemente importados de Suiza.

Con objeto de ir luego aumentando el número de paradas, ha traído al mismo tiempo cinco novillas de igual procedencia, que ha bautizado con los nombres de Palomita, Preciosa, Golondrina, Amarilla y Argentina, las que respectivamente ha situado en Rozas, Villaverde y San Pedro y que serán cubiertas (ya lo están algunas) por los toros Hermoso y Porteño.

Fácil es comprender que, en muy poco tiempo y aprovechando para sementales los productos machos de las novillas importadas y para la reproducción todas las hembras que nazcan, cambiará radicalmente en aspecto y producción la ganadería del Valle de Soba, creando una inmensa riqueza pecuaria que llevará el bienestar á los rurales sobanos.

Pero es fácil que los ganaderos tropiecen con un obstáculo muy grande antes de conseguirlo cual es, la falta de tierra dedicada á praderas no porque no haya tierra disponible, sino porque allí como en el resto de la provincia, la propiedad está muy limitada y la tierra de que podría disponer es del Estado, que la conserva en perpetuo valdío.

Entregadas esas sierras al Ayuntamiento de Soba, que las arrendaría á los ganaderos, serían fácil y prontamente puestas en producción y con su renta sostenido el Asilo para ancianos pobres del Valle, que el mismo señor Sainz de la Maza ha prometido construir á su costa.

He ahí como esos terrenos, hoy incultos, de ese extremo de la provincia, abandonado á la pobreza de sus escasos recursos, entregados ó revertidos al Ayuntamiento cumplirían dos altos fines, fomentar el progreso pecuario por un lado y facilitar las prácticas de la caridad, con lo que la felicidad en el Valle de Soba sería un hecho.

Sin lo expuesto, parece ser que sería inútil pensar en aumentar el progreso ganadero, que se detendrá indudablemente ante la falta de pastos cultivados y el remedio á la situación sería únicamente, para poder vivir, hacer un gran Asilo, tan grande como el valle, mientras las sierras del Estado continuaban dedicadas… á no ser cultivadas, que por lo visto es lo que más produce á la nación.

 

El Cantábrico – Diario de la mañana – Año XX – Número 7750 – 29 de Septiembre de 1914.