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DEL VALLE DE SOBA

HERADA

La fiesta de los Santos Mártires, Emeterio y Celedonio, celebrada el 30 del corriente en el pueblo de Herada, ha sido muy solemne y brillante.

Se presentó, como todos deseábamos, un magnífico día, respirándose la fresca brisa que ofrece dicho pueblo, á la par del deleite de todo forastero con sus panorámicas vistas, dignas de ser mencionados, no ya por esta pobre pluma, sino por otra mejor cortada, que pueda hacer una reseña más ámplia y sugestiva.

Por la mañana del 30, salió de la Iglesia la tradicional procesión de los Santos Mártires, que recorrió las calles de costumbre con todo el orden y compostura más completo, en la cual tomó parte la representación del Ayuntamiento; acto seguido verificóse la misa, en la que predicó un elocuente orador, con el beneplácito de todos.

No hablaremos de músicas, verbenas, iluminaciones, derroche de voladores, cucañas y sorprendentes partidos de bolos, pues es bien sabido que en fiestas como estas en Herada siempre hubo humor en sus hijos para presentar un programa tan selecto que ha sido, es y será objeto de envidia de cuantos han tenido la bondad de visitarnos.

No podré explicar el aspecto sorprendente que presentaba el pueblo con sus hermosas colgaduras en los balcones de las principales calles.

Una numerosa concurrencia asaltó la plaza pública por la tarde, en donde á los acordes de las diferentes bandas de música y dulzainas, se entregaron al baile, viéndose una animación general.

Pude saludar á bellas señoritas de Lanestosa, Regules, Revilla, Santa María y otros pueblos de Soba á la par de otros veraneantes de Madrid y Aragón, los cuales daban realce á tan lucida fiesta, que dio fin á las tres de la mañana.

El día 31, al igual que el día anterior, resultó animadísimo el baile desde las tres de la tarde hasta las dos de la mañana, y durante la noche se quemaron fuegos adquiridos en una afamada casa de Bilbao, resultando todos muy buenos y bonitos.

Durante ambos días de alegría y contento de mozos y mozas y, en fín, del pueblo entero, he tenido sumo gusto en saludar á visitantes muy estimados, no sólo por su posición, sino que por ser muchos de ellos hijos del pueblo, no echan en olvido subir con sus familias en cuantas fiestas celebre el pueblo de Herada, con lo cual dan mayor realce y lucidez á la romería.

Con profunda pena, después de una larga ausencia, he vuelto á mi pueblo natal; y digo pena porque en él he notado la falta de séres muy queridos, que tengo la plena seguridad de que en sus últimos momentos de agonía, mi nombre estaba en sus labios, sin que tuvieran la dicha de poder hacer patente su deseo, de abrazarnos por última vez. Sí, han desaparecido mis padres ha poco tiempo, don Miguel Gómez y doña María García, así como también otros honrados vecinos, don VenturaEchevarría y doña Concepción Gómez, y todos lloramos tan grandes pérdidas. ¡Que Dios haya acogido en su santo seno las almas de los desaparecidos!.

Yo, al dar por concluida esta narración, siento no pueda ser todo lo alegre que hubiera sido mi ánimo, pero otro año ha de venir y mi deseo será pasarle en unión de mis compañeros de infancia, empezando por hacer votos porque no se registren tan grandes faltas y que el ánimo de sus hijos sea cual siempre, mucho; y que los indianos también hijos del nunca bien ponderado pintoresco pueblo, no olviden hacer pasar á sus honrados moradores y visitantes gratísimos ratos, cual los de años anteriores.

Victor Gómez.

Herada, 31 de Agosto de 1907.