La Casa del Puente, circa 1900.

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LA CASA DEL PUENTE DE REGULES

 La Casa del Puente de Regules, fue construida hacia 1885, por D. Ambrosio Sainz-Trápaga y López de La Peña, hijo de una antigua y hacendada familia del Valle de Soba, establecida en Regules. Partió hacia La Habana siendo muy joven, desde allí y con ayuda de su hermano Ladislao, se dedicó entre otros, al comercio del azúcar hacia la península y Francia y a la fabricación e importación de sombreros. Tras el fallecimiento de su padre mandó llamar a su madre, María López de La Peña a Cuba y tras la muerte de ésta, regresó para establecerse definitivamente en Regules.

Desde los años 60, su hermano Ladislao, llevaba en encargo adquirir una gran casa donde a su regreso, poder vivir junto a su madre y hermanos, varios de los cuales eran solteros. Así, en 1863 pujaron por la subasta de “La Casona” de Regules, que al final no vieron conveniente por el mucho gasto que suponía su recuperación, y adquirieron la casa de Benavilla hacia 1865. No le pareció suficientemente amplia a D. Ambrosio y sobre unos terrenos que poseía junto al viejo puente de madera del río Gándara, decidió construir la hoy llamada Casa del Puente, construcción que inició hacia 1885.

La familia de D. Ambrosio Sainz-Trápaga, llegó a poseer más del 25% de las casas del pueblo de Regules. Entre otras, la Casa del Puente, la villa de Benavilla (Sursum Corda) y el cementerio nuevo de Regules que se hizo construir para ubicar en él su propio panteón.

En 1850, Pascual Madoz cita que en Regules existen 40 casas con 140 habitantes.

La casa está situada en la margen izquierda del río Gándara, junto al nuevo puente de piedra que se construyó en 1889. En el lugar donde se encontraba otro anterior de madera que cruzaba el río Gándara desde La Alameda, conectando el acceso del pueblo desde dicha era para los carruajes y transeúntes que atravesaba el Valle de Soba desde Bolaiz hasta La Gándara.

El edificio está configurado en cinco alturas: sótano, planta baja, dos plantas superiores y bajo cubierta. Es de planta rectangular y su fachada principal orientada al Sur.

Es un ejemplo de construcción civil contemporánea, en la que destaca el uso de las forjas de hierro en sus balconadas y columnillas que las soportan, así como numerosos elementos decorativos de carácter ecléctico. Tipológicamente ha de relacionarse con las obras de las estaciones del ferrocarril Santander-Bilbao que se estaban comenzando a construir en lugares cercanos hacia 1886 (Udalla, Gibaja, Carranza). Estos elementos se van incorporando a principios  del siglo XX. Se construyen en la fachada principal un balcón en la primera planta; galería en la segunda planta y una galería-mirador abuhardillada en el bajo cubierta. En su fachada trasera, orientada al Norte, también hubo amplios ventanales a modo de galerías, pero sin sobresalir de la fachada. Con estos detalles arquitectónicos, la casa adquiere un porte más señorial. En 1980 la galería de la segunda planta de la fachada principal se elimina y queda una terraza descubierta con protección de barandilla de forja.

Ambrosio Sainz-Trápaga se casó con Dña. María Sainz-Trápaga y García de Socasa, él, tutor y ella ahijada suya, que tras un proceso que duró varios años, por su parentesco, terminó recibiendo los parabienes del Arzobispado y el Consejo de Familia de Santander, para contraer matrimonio. Residieron en la Casa del Puente hasta su fallecimiento. También vivió en ella el hermano de su mujer Ladislao, que en 1910 emigró a América (Cuba) en busca de fortuna, regresando pocos años más tarde.

La familia Trápaga contaba con el servicio de dos criadas.

En 1920, en la planta baja y hasta 1930 aprox. hubo un establecimiento de carnicería, regentado por Manuel Setién y su esposa Matilde.

María Josefa ya viuda de D. Ambrosio, donó en herencia la casa a su prima María Carrera, casada con D. Adolfo Sánchez de Movellán, presidente de la Audiencia Provincial de Santander y Magistrado de la Audiencia de Oviedo. María Carrera residía en Santander y en durante el verano se trasladaba a Regules, a la Casa del Puente, le gustaba mucho visitar el pueblo donde había nacido.

El 19 de Junio de 1957 el sótano y la planta baja son anegadas por una gran crecida del río Gándara, sufriendo graves desperfectos (La riada del 57). El diario La Vanguardia de Barcelona en su edición del día 21 de junio se hace eco de la noticia y destaca que “la planta baja de la casa que posee el presidente de la Audiencia de Santander en Soba, quedó destruida”.

Durante el periodo de 1955-1971, la Casa del Puente estuvo habitada por el Dr. D. José Marina, médico de Pendueles (Asturias), que llegó al Valle de Soba, sustituyendo al Dr. D. Maximino Mier que se había jubilado. “D. José” residía en la Casa del Puente con su esposa “Dña. Lola” y sus seis hijos. Buen aficionado a la música, el Dr. Marina compuso la letra de una canción que le inspiró esta bella tierra: “¡Cómo Soba no hay otra igual!”, en aquellos años cantada por sobanos y sobanas en fiestas y romerías.

A finales de los años setenta del pasado siglo XX, María Carrera dona en herencia la casa a su sobrina Inés Carrera, hija de su hermano D. Juan Carrera. Dña. Inés Carrera estaba casada con D. Venancio Aramburu, de San Sebastián y residieron en La Argentina. Fallecidos Inés Carrera y su esposo Venancio, son sus hijos, como herederos, los que en el año 2005 venden la Casa del Puente a los actuales propietarios. La casa ya amenaza ruina, se encontraba muy deteriorada y el nuevo propietario emprendió una ardua y costosa rehabilitación de la casa. Después de seis años de obras, el día 15 de Abril de 2011, se inaugura la nueva Casa del Puente, dedicada a posada y apartamentos rurales, así mismo, cuenta con cafetería y restaurante.

Por fin, el sueño se ve cumplido, y también los vecinos de Regules y del Valle de Soba ven un sueño hecho realidad: la Casa del Puente vuelve a lucir años más tarde el esplendor de antaño y se le devuelve la vida y el “abolengo” que la polilla y la humedad estuvieron a punto de destruir.

(Borrador).

La Casa del Puente en la actualidad.